2. El Violentómetro*.

La violencia de género ha sido objeto de numerosos estudios, ya que se romantiza el amor y, en consecuencia, se romantiza la relación de pareja. Existe una herramienta muy valiosa llamada el Violentómetro, desarrollada por el Instituto Politécnico Nacional de México*, nos permite identificar tres niveles de violencia: bajo, medio y fatal. 

En el nivel más bajo, se observan las relaciones emocionales en sus etapas iniciales, a las cuales llamaremos "alarmas" o "banderas rojas", indicando que se deben tener especial atención ante posibles acciones violentas por parte de la pareja. 

2.1. Nivel bajo en el Violentómetro.

Es importante destacar que en este nivel se encuentran las bromas hirientes y los chantajes. Por ejemplo, se puede utilizar el chantaje de "Si sales con tus amigos, yo también saldré con mis amigas", convirtiendo la situación en un acto manipulador en lugar de una negociación. 

Asimismo, se puede observar la llamada "ley del hielo", que consiste en un trato frío y distante, constituyendo una forma de violencia psicológica. Por ejemplo, cuando se intenta entablar una conversación o plantear una queja sobre un comportamiento inadecuado de la pareja y se recibe indiferencia como respuesta.

También es importante mencionar los celos, que pueden transformarse en celos patológicos, donde se utilizan adjetivos agresivos y se generan desconfianza y rupturas en la relación. La descalificación es otra forma de violencia presente en este nivel, donde se menosprecia lo que la pareja aporta a la relación, generando una falta de compromiso y admiración mutua. Además, se puede observar la tendencia a culpar al otro por los conflictos y la utilización de intimidaciones y amenazas, limitando la libertad y generando un ambiente de constante temor.

Es fundamental reconocer estas señales en la primera fase del Violentómetro, ya que nos permiten identificar comportamientos que pueden derivar en formas más graves de violencia en las etapas posteriores

En particular, la violencia en el contexto de las relaciones de pareja se caracteriza por presentar un ciclo repetitivo. Este ciclo de violencia también puede manifestarse en relaciones de amistad, con hijos o en el ámbito familiar. Se identifican distintas fases que conforman dicho ciclo.